miércoles, 12 de septiembre de 2012

¿Logrará Bernanke un consenso para un QE3? No lo tiene fácil


Mañana concluye la reunión de la Fed. Las expectativas son que anuncie un QE3, una tercera ronda de compra de bonos. Casi 2/3 de los analistas preguntados en una encuesta de Bloomberg así lo consideran. Además, estiman que en el texto comunique su pretensión de dejar las tasas de los fondos federales muy cerca de 0% por un período más largo, hasta entrado el 2015, en vez de hasta finales de 2014, como dice actualmente.

Nosotros no estamos seguros de que se vaya a anunciar un QE3. Es cierto que el presidente de la Fed, Ben Bernanke, no ha querido aplacar esas expectativas. En su discurso defiende que si lo estiman necesario, la Fed estaría dispuesta a inyectar más recursos a la economía a través de un nuevo programa de compra de bonos. Ahora bien, lo que no está claro es si se dan las condiciones para un QE3 y si alcanzaría un consenso dentro de la Fed, donde varios miembros están reticentes a otorgar nuevos estímulos y ampliar más la hoja de balance.


Jackson Hole fue la última oportunidad en la que se reforzó ese mensaje. Bernanke insiste en afirmar que “el estancamiento del mercado laboral es una preocupación grave”,  y que la tasa de desempleo está más de 2 puntos porcentuales por encima de lo que la Fed considera su nivel sostenible de largo plazo. De hecho, desde febrero de 2009 y por 43 meses consecutivos, la tasa de desempleo ha estado por encima del 8%.  
Durante la crisis, se destruyeron en torno a 8.8 millones de empleos en EU. Desde marzo de 2010, cuando la economía empezó a generar empleos más o menos de manera continua, mes con mes, se han recuperado en torno a 4 millones de puestos de trabajo, menos de la mitad de los empleos destruidos.


También es claro que desde finales del invierno e inicios de la primavera, la recuperación económica ha perdido fuerza. El PIB, tras expandirse a una tasa del 4.1% en el cuarto trimestre del año pasado, se ha desacelerado a 2% en el primer trimestre de este año y 1.7% en el segundo.  

Por tanto, es verdad que hay señales de debilidad, y Bernanke dijo que en caso de que la economía lo amerite, recurrirán a un QE3. A su vez, en el texto de las últimas minutas de la Fed se afirmaba que “varios miembros consideraron que podrían garantizarse políticas monetarias adicionales bastante pronto al menos que la nueva información apunte a un fortalecimiento sustancial y sostenido en el ritmo de la recuperación económica”.

Lo malo es que los últimos datos no apuntan a un “fortalecimiento sustancial y sostenido en el ritmo de recuperación económica”, pero  tampoco apuntan a lo contrario, por lo que no debería haber urgencia por actuar.

El dato de empleo de agosto fue débil, pero la tasa de desempleo se redujo a 8.1%, y entre los meses de julio/agosto se crearon 119,000 empleos, que aunque está lejos de los 226,000 empleos creados durante el primer trimestre, supone una mejora notable respecto a los 67,000 empleos del segundo trimestre.

Además, los datos de gasto de consumo y actividad industrial de julio sorprendieron por su fortaleza, y los últimos indicadores del sector de vivienda y de la confianza del consumidor son alentadores. Lástima que las ventas minoristas y la producción industrial de agosto se publicarán hasta el viernes, justo un día después de la Fed, lo cuales podrían ser determinantes.

Junto a todo eso, uno de los factores que estaba torpedeando la recuperación económica en EU era la crisis europea. Pero en el último mes, la situación ha mejorado de manera sustancial: al final los inversionistas creen en un plan integral para ayudar a España e Italia, y la reacción de los mercados ha sido muy favorable. La fuerte mejora de las primas de riesgo en España e Italia junto con el rally de las bolsas globales contribuirá a distender las tensiones en los mercados financieros y apoyará a la actividad real tanto de Europa como de EU.  

Ese factor, la crisis europea, lo mencionó explícitamente Bernanke en su discurso de Jackson Hole para explicar la débil recuperación de la economía de EU. Junto a ese, nombró otros dos factores: el sector inmobiliario y la restricción fiscal a nivel federal y estatal en EU. Pero el sector inmobiliario da síntomas de reactivación, aunque lento (así lo han descontado las grandes constructoras de casas, que han trepado con fuerza en la bolsa en lo que llevamos de año), y el gran riesgo con la política fiscal, el llamado “precipicio fiscal” no se resolverá hasta final de año. Por lo que la Fed debería guardarse esa munición, ese QE3, para final de año, por si acaso se materializara el “precipicio fiscal” en vez de anunciarlo ahora.

Finalmente, no parece el mejor momento para que la Fed anuncie otro programa de estímulo monetario. Por los argumentos mencionados arriba, no parece demasiado urgente un QE3, no estamos al borde de una nueva recesión. Y por otro lado, cualquier anuncio sería criticado por los republicanos como un modo de interferencia de la Fed en las elecciones a favor de Obama, un daño en la credibilidad de la institución que debería evitarse.


Sin embargo, la mayoría de los analistas estiman que habrá un QE3. ¿Qué argumetnos hay? Uno, la Fed podría verse presionada (no debería) por los mercados para anunciar algo. Y dos, Bernanke podría sumarse al optimismo global suscitado por los anuncios del BCE la semana pasada y la corte alemana hoy,  con el fin de conciliar y coordinarse con Europa en un círculo virtuoso que por fin haga despegar a la economía global de una vez por todas  (ahora que China renquea).  

Quizás esos sean los argumentos más fuertes a favor de nuevos estímulos monetarios por parte de la Fed, más allá de la coyuntura local, de EU. Nosotros creemos que Bernanke prolongará su promesa de una tasa cercana a cero hasta entrado el 2015 y dejará la puerta abierta a un QE3, pero no anunciará nada concreto.

Pero en caso de anunciar un QE3, no será como los esquemas utilizados hasta ahora, sino que por una vez copien al BCE. Esta vez, y ante la oposición que encontrará en el seno de la Fed a favor de un QE3, en caso de anunciar algo, dejará un programa abierto, sin un monto, de modo que pueda actuar con discrecionalidad en caso de que lo crea oportuno en función del comportamiento de la economía. Es decir, tendrá el programa listo, pero sólo será activado si las condiciones económicas lo ameritan y sin especificar cuantías. Su sola  presencia será suficiente para corroborar su compromiso con unas tasas bajas de largo plazo, pero sin tener que realmente ampliar su hoja de balance. Mañana, la solución. 

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