miércoles, 15 de febrero de 2012

Nuevos plazos para Grecia. ¿De veras no le darán la ayuda hasta abril?

La situación de Grecia sigue pendiendo de un hilo. La cumbre extraordinaria del Eurogrupo prevista para hoy se pospuso al próximo 20 de febrero, bajo el argumento de que al gobierno griego le faltan muchos cabos por atar. A cambio, el presidente del Eurogrupo dará hoy una conferencia de prensa. Sin embargo, el nerviosismo se ha vuelto a instalar en los mercados ante los rumores que circulan hoy de que Europa podría aplazar la liberación de los fondos del segundo rescate hasta abril, tras las elecciones legislativas de Grecia, una vez se conozca el nuevo gobierno y éste reafirme su compromiso con los pactos de austeridad acordados con Europa.

Sin embargo, o esos rumores son infundados, o es otra arma que están utilizando las autoridades europeas, sobre todo las alemanas, para presionar a Grecia. Liberar los recursos sólo hasta abril tendría poco sentido: para entonces, Grecia ya habría entrado en suspensión de pagos, pues el 20 de marzo tiene que amortizar 14,500 millones de euros (mde) en deuda y no tiene con qué pagarlos.

Una suspensión de pagos del 20 de marzo sería un evento crediticio. Las agencias de calificación darían inmediatamente a Grecia una calificación “D” de “Default” o de que ha incumplido sus obligaciones. Un hecho así provocaría la ejecución de los seguros de riesgo de impago (CDS por sus siglas en inglés), justamente lo que están intentando evitar por todos los medios las autoridades europeas, pues golpearía de forma letal a los bancos y aseguradoras que vendieron protección, y a través de ellos se contagiaría al resto del sector financiero, provocando una nueva versión de “credit crunch” o estrangulamiento del crédito.

En efecto, los bancos y aseguradoras, para poder cubrir los seguros, tendrían que vender otros activos presionando las primas de riesgo a través de todo el espectro de instrumentos financieros, lo que a su vez detonaría nuevas “llamadas de margen”, pérdidas a lo largo y ancho del sistema y, en consecuencia, una nueva oleada de aversión al riesgo. Entonces, ¿qué sentido habrían tenido todas las negociaciones con los acreedores de Grecia para que aceptaran una reestructura de la deuda “voluntaria” que evitara una suspensión de pagos desordenada?.

Por otro lado, las autoridades griegas han hecho a estas alturas demasiados esfuerzos para que ahora les nieguen la ayuda. El pasado fin de semana, Atenas ardía en llamas (el único acicate es que con la ciudad con más ruinas, a lo mejor aumenta el turismo) en tanto el Parlamento griego aprobaba otro paquete de austeridad de 3,300 mde en el que el único contratiempo es cómo definir mejor el ahorro de 325 mde en defensa, inversión pública y gobiernos estatales. ¿Son esos 325 mde motivo suficiente para aplazar la ayuda hasta abril?. El problema de Grecia a la hora de cumplir con sus objetivos es la brutal recesión que está sufriendo, no tanto el que esté haciendo mejor o peor el ajuste fiscal.

Ahora Europa amenaza con no dar el dinero hasta abril. Todo puede ser, pues la gestión europea de la crisis griega ha sido bastante calamitosa. A lo mejor dan los 14,500 mde de marzo y retienen el resto del dinero hasta abril, tras las elecciones legislativas. Pero no darle el segundo paquete de rescate sería una barbaridad.

Para eso, lo hubieran decidido antes, y a estas alturas Grecia ya estaría fuera del euro, con un dracma devaluado y con sus exportaciones creciendo, en tanto negocia qué monto les va a devolver a sus acreedores (quizás menos de lo que ahora se está negociando). Pero no dar el dinero nos lo terminamos de creer después de todo lo que se ha hecho. Al menos no por esta vez. En un futuro más lejano, pensar en un euro sin Grecia no terminan de ser algo descabellado.

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