Tal y como se esperaba, el Banco de México (Banxico) dejó el objetivo de la Tasa de Interés Interbancaria a un día sin cambios en 4.5%. Ahora bien, preserva la percepción de que “en un contexto de gran lasitud monetaria en los principales países avanzados y emergentes, podría hacer aconsejable un relajamiento de la política monetaria”. Por tanto, pese a que no movió tasas, la dirección futura de la política monetaria conserva un sesgo a la baja.
En general, el tono del comunicado mejoró. Así, el texto inicia afirmando que tras el deterioro de la economía mundial y de las finanzas financieras internacionales en la segunda mitad de 2011, al inicio de este año las condiciones se han estabilizado.
En esencia, esa mejora en el entorno mundial obedece a dos factores: uno, a las medidas extraordinarias del Banco Central Europeo (BCE) en referencia a las Operaciones de Refinanciamiento de Largo plazo (LTRO) y a los nuevos programas de austeridad fiscal en Europa (incluyendo el segundo rescate griego, aunque no lo menciona explícitamente el texto), lo que ha mejorado el comportamiento del mercado interbancario y de deuda soberana, con reducciones en las primas de riesgo de los países periféricos, sobre todo Italia y España. Y dos, al fortalecimiento de los indicadores de producción y empleo en EU. Frente a esas mejora, el principal elemento de riesgo para el crecimiento y la inflación es “el aumento reciente en el precio del petróleo derivados de los conflictos en Oriente Medio”.
Ante un escenario económico mundial más benigno, las perspectivas para México parecen lucir mejor. En lo que se refiere al crecimiento, el balance de riesgos ha mejorado por los síntomas de una expansión económica más firme en EU y por la “reducción de la probabilidad de que ocurra un evento financiero catastrófico a nivel mundial”, en referencia a una suspensión de pagos de Grecia.
A su vez, el balance de riesgos para la inflación también “mejoró”, debido a que las presiones al alza sobre los precios se han atenuado al reducirse el área afectada por la sequía en México y al percibirse un debilitamiento de la demanda externa e interna, lo que favorece la “persistente holgura en la economía”. Además, el impacto de la depreciación del peso en la segunda mitad de 2011 sobre la inflación ha sido bajo, a lo que hay que sumar el reciente fortalecimiento de la divisa mexicana, lo que mejorará el comportamiento de los precios relativos. Como resultado de todo esto, “las expectativas de inflación permanecen bien ancladas y se prevé que en 2012 las inflaciones general y subyacente” sean congruentes con los últimos pronósticos de Banxico.
Para concluir, Banxico señala que la actual política monetaria es conducente a alcanzar “el objetivo permanente de inflación de 3%”, pero advierte a que por las condiciones de gran lasitud internacional, hay espacio para “un relajamiento de la política monetaria”.
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