Las cifras, por tanto, vinieron bastante en línea con lo esperado y su impacto en el mercado fue bastante modesto. Febrero de este año tuvo un día más por ser bisiesto, pero las cifras, desestacionalizadas, ajustaron ese factor. El reporte confirma que el sector inmobiliario permanece en niveles deprimidos y que aunque se aprecia una tendencia de recuperación, es demasiado lenta.
Como resultado del bajo ritmo de ventas, los stocks siguen siendo elevados, aunque las cifras han mejorado sustancialmente respecto a los niveles observados hace un año. Los inventarios de casas sin vender de segunda mano fueron de 2.43 millones, o un 4.3% más alto que los 2.33 millones de casas de enero, pero un 20% más bajo que en febrero del año pasado. Al actual ritmo de ventas, se precisarían 6.4 meses para vaciar al mercado, frente a los 6 meses de enero. En febrero del año pasado, los inventarios representaban 8.6 meses.
Una buena noticia es que los precios de las casas han dejado de caer, o al menos se han estabilizado. Por primera vez en 14 meses, la tasa anual aumentó tanto en la mediana de los precios de las casas como en el promedio. La mediana se incrementó un 0.3% comparado con una caída de 2.1% en enero, mientras que el promedio repuntó un 0.4% tras bajar 2.4% en el mes anterior.
Los precios, a su vez, subieron respecto a enero: la mediana se situó en $156,600 comparado con $154,600 en el mes previo, y el promedio mejoró a $203,100 frente a $200,900 en enero. Estabilizar los precios es fundamental para frenar el deterioro de los activos respaldados por hipotecas, y para reducir los impagos, dado que los compradores tienen más incentivos a dejar de pagar si la casa pierde valor.
Por tanto, los datos, si bien no son para tirar cohetes, al menos corroboran una cierta mejora del sector de la vivienda, aunque siga siendo desesperantemente lenta.
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