Fue día de rally: de hecho, fue el más estruendoso del año, el día
que más subieron los principales índices de Wall Street. Hubo algo de técnico y
algo de fundamental. En lo técnico, el mercado aprovechó unas valuaciones muy
baratas para entrar al mercado, más teniendo en cuenta que el S&P’s 500
había caído un 9.9% desde su máximo del 2 de abril de este año, los 1,419 pts,
y amenazaba entrar en corrección. En lo fundamental, el mercado se sintió
seguro de que, como las cosas se ha puesto tan críticas durante mayo, en junio
las grandes líderes globales, ya no sólo europeos, tendrán que actuar para
evitar que la catástrofe adquiera mayores dimensiones, más si tenemos en cuenta
que Obama se juega este otoño la relección como presidente de EU.
Por tanto, los inversionistas volvieron a comprar ante la
percepción de que Europa rescatará a los bancos que lo necesiten. Y que en caso
de que algo falle, el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi,
aunque a regañadientes, saldrá a hacer algo. Pero además, también reaccionará
la Fed y quizás otros bancos centrales. Y quien tenga margen para aplicar
políticas monetarias expansivas, las implementará. Es decir, que existe una
conciencia a nivel global sobre la gravedad de la situación, y que al final
(antes de que sea demasiado tarde, se entiende) intervendrán.
Así, Wall Street subió con inusitada fuerza en la mejor jornada del
año. El Dow Jones se disparó un 2.37% hasta los 12,414.79 pts en tanto el
Nasdaq trepaba un 2.4% a ñps 2,844.72 pts. El S&P’s 500 ascendía un 2.3%
para concluir en los 1,315.13 pts.
La jornada abrió con avances, aunque algo decepcionado porque
Mario Draghi se resistió a ceder a las presiones para inyectar más liquidez al
mercado. Pero la idea de que en Europa se prepara una unión bancaria alentó las
compras y prevalecieron durante toda la jornada. Al final de la jornada, los
inversionistas se sintieron conformes con el veredicto del libro Beige, que
sustentaba que la economía de EU mantenía un ritmo moderado de crecimiento,
suficiente para empujar un poco más a los índices y llevarlos al final de la
jornada a los máximos del día.
Los sectores que más ganaron, en este rally generalizado, fueron
las petroleras (3.2%), seguido de las financieras (2.8%) y las industriales
(2.8%), las tecnológicas (2.6%), y las de materiales básicos. En el Dow Jones
descolló Bank of America (7.6%), seguido de compañías industriales como United
Technologies (3.9%), Caterpillar (3.6%)
y General Electric (3.5%). También subieron con fuerza Cisco Systems
(3.5%), o las petroleras Chevron (3.4%) y Exxon Mobil (3.3%)
Pero si hoy hubo rally, mañana lo más probable es que se prolongue
y lo haga de la mano del presidente del presidente de la
Fed, Ben Bernanke, quien comparecerá en el “Comité Económico Conjunto” del
Congreso con un discurso titulado “Perspectivas para la Economía y Políticas”,
una gran plataforma para enviar el mensaje que crea más conveniente en esta
coyuntura.
Bernanke sabe que estamos en una situación crítica. Junio va a ser
crucial, y puede representar dos cosas para los mercados: un punto de inflexión
para retomar el rally de inicio del año, o una capitulación de las bolsas que
provoque una nueva recesión global. Él hará todo lo que esté en sus manos para
contribuir a que se conforme un punto de inflexión que impulse de nuevo a los
mercados globales y ahuyente los riesgos de recesión.
Por tanto, creemos que el discurso de mañana será esencialmente “bullish”
o alcista para los mercados. Él no suele defraudar y suele contentar a los
mercados. Sabe hacerlo y tratará de contrarrestar los sinsabores que
generalmente vienen de Europa, donde son muy dados a generar desencanto y dar
pasos en falso. No es el caso de la Fed.
¿Cómo contentará a Wall Street? Muy fácil: aprovechando su
comparecencia de mañana para decir que
está dispuesto a inyectar el dinero que haga falta en caso de ser necesario, es
decir, si Europa no hace bien su tarea y amenaza la recuperación de la economía
estadounidense. Sí, de momento, la economía de EU mantiene su senda de
expansión, pero a un ritmo más moderado, como han reflejado los últimos datos
de empleo y, lo que es peor, con más riesgos de que sea torpedeado por las
cargas explosivas que encierra la crisis europea. Si estallan, ahí estará la
Fed para tratar de repelerlos con misiles de dinero fresco. Ése será su mensaje.
¿Qué instrumento es el que tiene la Fed más a mano? Ahora mismo es
su Programa de Ampliación de Vencimientos (MEP por sus siglas en inglés), también
llamado “Operación Twist”, que vence el próximo 30 de junio. El programa consiste
en permutar papel de corto plazo de la hoja de balance de la Fed, por instrumentos
de deuda de largo plazo con el fin de presionar a la baja las tasas de interés
en el tramo largo de la curva y alentar la demanda privada a través del consumo
y la inversión.
¿Es la medida muy efectiva? Bueno, de momento la propia aversión
al riesgo de los mercados han hecho el trabajo de la Fed, y tras el dato de
empleo del pasado viernes, la tasa del bono de 10 años tocó un mínimo histórico
de 1.46%. Pero es lo que tiene de momento para ayudar a la economía sin
expandir su hoja de balance. En un discurso pronunciado hoy, el presidente de
la Fed de Atlanta, Dennis Lockhart, señaló que la “Operación Twist” es una de
las opciones que “tienen sobre la mesa”. La próxima reunión de la Fed es el próximo
19-20 de junio, tras las elecciones de Grecia y la reunión del G-20 en Los
Cabos.
Además de Bernanke, el mercado estará pendiente de lo que decida
el Banco de Inglaterra: aunque el BCE se mantuvo de brazos cruzados,
supuestamente para presionar a los líderes europeos a que hagan su trabajo, el
Banco de Inglaterra, ante las tensiones en los mercados financieros y una
recesión más profunda de lo que se pensaba, puede incrementar su programa de
compra de activos. De ser así, el Banco de Inglaterra se sumaría a los
esfuerzos globales para rescatar a la economía de una nueva recesión.
España, por otro lado, pasará otra prueba de fuego, y puede ser el principal escollo que mañana atraviesen los mercados. Subastará bonos del Tesoro, pero en medio de la tormenta financiera y de las dificultades para salir al mercado a obtener recursos, el gobierno español parece haber diseñado una subasta más o menos cómoda: el objetivo de colocación es modesto, de entre 1,000 y 2,000 millones de euros, y saldrá a colocar bono de todos los plazos, de corto (2 años), medio (4 años) y largo plazo (10 años). De este modo, tanteará la demanda en todos los plazos y los colocará donde haya más apetito, en el corto plazo, en caso de que se vea en dificultades para venderlos a plazos más largos, lo que le serviría para maquillar la subasta.
España, por otro lado, pasará otra prueba de fuego, y puede ser el principal escollo que mañana atraviesen los mercados. Subastará bonos del Tesoro, pero en medio de la tormenta financiera y de las dificultades para salir al mercado a obtener recursos, el gobierno español parece haber diseñado una subasta más o menos cómoda: el objetivo de colocación es modesto, de entre 1,000 y 2,000 millones de euros, y saldrá a colocar bono de todos los plazos, de corto (2 años), medio (4 años) y largo plazo (10 años). De este modo, tanteará la demanda en todos los plazos y los colocará donde haya más apetito, en el corto plazo, en caso de que se vea en dificultades para venderlos a plazos más largos, lo que le serviría para maquillar la subasta.
Finalmente, en los datos económicos de EU, contaremos con las
solicitudes de subsidios de desempleo, que tras treparse a 383,000 en la semana
previa, se estima que bajen a 375,000 en al semana que terminó el 6 de junio. Ya
rumbo al cierre se publicará el crédito al consumidor de abril.
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