Todo parecía, durante el fin de semana, entusiasmo después
del rescate a la banca española. El trabajo estaba hecho y hasta Mariano Rajoy,
despreocupado y ñoño, se fue a Polonia a ver el partido de España-Italia
diciendo que el problema estaba resuelto.
Ese sentimiento predominó en la noche del domingo, con la
apertura de Asia, y luego, con la de Europa. Pero conforme se acercaba la hora
del campanazo en Wall Street, las cosas empezaron a torcerse. La prima de
riesgo de España se disparó, yéndose a casi 6.4%, y el avance de las bolsas
empezó a languidecer, hasta el punto de que el principal referente de Milán se
fue a territorio negativo.
Una hora después de la apertura, Wall Street borraba los
avances y también se ibapara abajo. Al final, Europa, salvo el Dax de Francfort terminaba con descensos generalizados y en Wall Street, a una hora del cierre, el Dow JOnes y el S&P's 500 caen un 0.5% y el nasdaq un 0.9%.
De este comportamiento de los mercados se pueden deducir
varias cosas:
1.
Una cosa es salvar a la banca española, y otra
muy distinta es salvar al Reino de España. Mientras la banca española estaba en
apuros, la prima de riesgo se deterioró. La quiebra del sistema financiero sin
duda infligiría un castigo a la calidad de la deuda española por dos motivos:
uno, porque un rescate implicaría que al menos parte del costo lo asumiría el
gobierno español, con más deuda; y dos, porque el mayor comprador de bonos
soberanos es la banca nacional, por lo que si su demanda se veía afectada por
sus dificultades, exigirían un mayor premio o tasa por adquirirla.
2.
Ahora bien, salvar a la banca española no
resuelve el problema de la crisis de deuda soberana. Es más, la puede agravar
en caso de que sea demasiado alto el costo que tiene que asumir para hacer
frente al rescate. La banca, sí, es más fiable con el dinero del rescate. Pero
la deuda soberana se puede deteriorar si el precio que tiene que pagar es
demasiado alto. Por eso, tras el rescate, las acciones de la banca española
treparon… pero también aumentó de manera vertiginosa la tasa del bono de 10
años.
3.
En verdad, todavía no se conocen bien los
detalles del rescate, y esa incertidumbre, eso de hacer las cosas a medida, es
lo que vuelve a golpear a los mercados. La gran pregunta es, por tanto, qué
costo del rescate tendrá que asumir el gobierno de España.
Uno de esos costos se mide en las
condiciones que le exigirá la “troika” para recibir el dinero, en términos de
austeridad fiscal. Esa política ya se ha demostrado que ha sido inmensamente
nociva para resolver la crisis, por lo que exigencias de ese tipo, más que
ayudar a España, lo que provocará será una recesión mayor y mayores dificultades
para recaudar dinero y pagar sus deudas.
El otro costo se mide en que , dado que la
banca no recibirá el dinero directamente, sino por medio del gobierno
español a través del Fondo de
Reestructuración Ordenado Bancario (FROB), parte del riesgo quedará en la hoja
de balance del gobierno español. Si algún banco no puede hacer frente a sus
obligaciones, el último garante será el gobierno español, es decir, al final es
deuda del gobierno de España.
Pero ese dinero ha sido prestado por
instituciones internacionales. ¿Qué pasaría en caso de haber una
reestructuración de la deuda? Que el resto de obligaciones estarían
subordinadas frente a la deuda asumida por la Troika, lo que implica un mayor
riesgo para los acreedores privados (y por tanto, un mayor premio). Además, en frente queda las elecciones de Grecia, otro factor de fuerte incertidumbre. Todo sigue en el aire...
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