A unos minutos de la publicación de las actas de la Reserva
Federal, y ante la ansiosa espera de un nuevo Quantitative Easing (QE) en su
tercera versión, nos disponemos a revisar el efecto que han tenido los dos
anteriores sobre los mercados financieros.
Los Quantitative Easing que ha llevado a cabo la Reserva
Federal para aliviar las tensiones de los mercados en 2008 (QE1) y 2010 (QE2)
han tenido efectos temporales y más bien han funcionado como una inyección de
droga que ha terminado de cualquier forma en más caídas en cuanto pasa el
efecto.
Diversos analistas ente ellos El-Erian de Pimco han dicho ya que la Reserva Federal lo único que ha logrado con los QE es aletargar lo inevitable, y que tarde o temprano habrá que afrontar las dificultades con otra estrategia.
La expectativa es alta aunque parece que es impulsada más
por el deseo que se implemente, o por el “querer creer” más allá de la verdad,
o en otras palabras; como diría Krugman, es más por “la belleza que por la
verdad”. Pues las dos veces que se han implementado dichos recursos por parte
del Banco Central de Estados Unidos (FED) la economía se encontraba en
depresión y los datos económicos anunciaban pronósticos a la baja, sin embargo
en este caso no es así.
Ya lo hemos ido adelantando en Dinero llama dinero, los
datos de la economía de Estados Unidos
no han dado señales de alarma en las últimas semanas y Bernanke, que es más
conservador que heterodoxo, muy probablemente decidirá dar más tiempo a que la
economía se dirija por sí misma al crecimiento.
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