I) El tema de Grecia está más o menos encauzado, y esta
semana será crucial para ver cómo termina por desenvolverse. Grecia es una
pieza fundamental dentro de todo este rompecabezas y nuestra apuesta es que debe
permanecerá en el euro (al menos de momento).
Desde que España e Italia coparon el protagonismo, Grecia se
ha convertido en un problema menor para los mercados financieros, en el sentido
de que ya no genera las convulsiones del pasado. En ese sentido, Grecia ha
pasado a un segundo plano. Sin embargo, dejar caer a Grecia, provocar su salida
del euro, puede devolverlo al centro del escenario y detonar otra oleada de aversión
al riesgo que haga volar por los aires los planes que se están elaborando para
salvar a España e Italia. Por tanto, resolver el rescate griego es un asunto
menor; no resolverlo, se puede convertir en un problema mayor, en otro
terremoto financiero.
Por eso creemos que Europa dará el visto bueno al plan de
rescate griego. A finales de esta semana, el viernes, el primer ministro griego
Antonio Samaras, viaja a Berlín y el sábado lo hace a París, para entrevistarse
con la canciller alemana Angela Merkel y el presidente francés Francois
Hollande. Samaras llega a ambas capitales con dos propósitos: uno, presentar su
programa de austeridad; y dos, solicitar dos años más para cumplir con las exigencias
de Bruselas.
Previamente, el miércoles, el presidente del Eurogrupo, Jean
Claude Juncker, viajará a Atenas el miércoles para hablar con Samaras y estudiar
la petición de aplazamiento del gobierno griego, y el jueves, Merkel y Hollande
se reunirán para fijar una posición común frente a la prórroga que,
previsiblemente, pedirá Samaras.
Hollande, cuyo discurso es que no todo es austeridad y que
hay que mirar también el crecimiento, posiblemente sea más flexible (Grecia
lleva cinco años de recesión y en el segundo trimestre de este año se desplomó
un 6.2%), per Merkel ofrecerá resistencias, más sin tenemos en cuenta que sus
aliados en el gobierno proclaman que no se hagan más concesiones en los
objetivos fiscales impuestos a Grecia, ni en los montos ni en los tiempos. La
respuesta que Merkel y Hollande den a Grecia, por tanto, será fundamental y
revelará la voluntad que existe para ayudar al país heleno.
Posteriormente, a principios de septiembre acudirá la Troika
(FMI, BCE y Comisión Europea) a Atenas para evaluar el plan de austeridad en su
conjunto con el fin de determinar si dan luz verde a todo el plan de austeridad
y, por tanto, al segundo programa de rescate para Grecia.
Como decimos, el precio de salvar a Grecia es bastante bajo
(sobre todo después de todo lo que ya se ha hecho), pero el de no hacerlo puede
ser muy alto y puede hacer descarrilar al plan en su conjunto. En este caso, su
logro depende de la voluntad política de los líderes europeos, y al parecer
existe un consenso de que Grecia debe permanecer en el euro. De ser así, es de
prever que vuelvan a ayudar al país heleno, lo que podría provocar un repunte
de la bolsa de Atenas. ¿Es el momento de comprar acciones de alguna compañía
griega, como en National Bank of Greece?. Creemos que sí.
II). Los otros dos temas, el del
Bundesbank y el de la corte alemana son más difíciles de resolver. No dependen
de la voluntad de Merkel, que más o menos está convencida sobre lo que se debe
hacer, sino de dos instituciones que presumen de poseer una gran independencia del
poder político: el banquero central alemán y los jueces germanos.
El Bundesbank ya ha mostrado, abiertamente, sus reticencias
a los planes de delineó el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario
Draghi, para salvar a Europa. Consideran que comprar deuda en el mercado
secundario no es forma de resolver los problemas fiscales de los países, y “supera
los mandatos” del BCE, que prohíbe financiar a los Estados miembros.
Sin embargo, ceda o no el Bundesbank y su presidente, Jens Weidmann,
el plan puede salir adelante. Tendrá que ser muy claro, condicionado y todo lo
que se quiera, y en ello está trabajando Mario Draghi con los comités
implicados: el Comité de Política Monetaria, el Comité de Operaciones de
Mercado Abierto y el Comité de Gestión de Riesgos del BCE.
Draghi lo apoyará, al igual que el gobernador del Banco
de Francia, Christian Noyer. Merkel también es favorable a él: ¿lo apoyará
Weidmann o no? No sabemos si aguantará la presión o no, pero incluso si se
opone, el plan puede salir adelante y él puede correr la misma suerte que su
predecesor, Axel Weber, o que el anterior vicepresidente del Bundesbank,
Juergen Stark, por su oposición al programa de compra de bonos del BCE: que
renuncien a su cargo.
Un gesto muy simbólico y favorable es que el 6 de septiembre, el gran día
de la reunión del BCE, cuando se prevé que anuncie su esquema de intervención,
la canciller alemana Angela Merkel estará en Madrid y después de la decisión,
dará una conferencia de prensa con Mariano Rajoy, el presidente del gobierno
español. Una conferencia de prensa grotesca de Rajoy es algo habitual, pero
¿irá Merkel hasta Madrid para hacer el ridículo? Lo dudamos: lo normal es que
vaya a dar un espaldarazo a lo anunciado por el BCE un poco antes, lo apoye o
no el Bundesbank.
III). El tercer obstáculo si escapa completamente a Merkel y
es difícil de soslayar. Consiste en aprobar la constitucionalidad del fondo de
rescate permanente europeo, el llamado Mecanismo Europeo de Estabilidad (ESM
por sus silgas en inglés). Y eso depende del Tribunal Constitucional alemán y
será el 12 de septiembre.
Para entonces, es de
prever que los líderes políticos hayan tratado de arrinconar a la corte. Si
para ese día, Grecia ya ha sido rescatado, el BCE ya anunció se esquema de
intervención y España e Italia ya solicitaron ayuda al fondo de rescate, los
jueces alemanes sentirán gran presión: saben que si niegan la constitucionalidad,
medio mucho se les echará encima y les apuntará como responsables del fracaso
del plan europeo. Pero con los jueces nunca se sabe: ellos se apegan
estrictamente a la ley y se creen por encima del bien y del mal.
Entre tanto, creemos que las bolsas europeas, sobre
todo las de la periferia, seguirán trepando con fuerza. Es de imaginar que si
todo sale bien, el día 6 de septiembre haya un gran rally. Si el 12 de
septiembre, la corte alemana aprueba el fondo de rescate, el rally puede durar
hasta finales de año. Si no, ese día se producirá un descalabro y el 14 de septiembre
el Eurogrupo tendrá que idear una solución para ese problema: ¿mandar los
recursos del fondo permanente al fondo temporal?. Bueno, atentos de momento al
rally y a los acontecimientos.
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