Uno de los principales acontecimientos de la jornada de hoy
era la visita que el presidente del Eurogrupo, Jean Claude Juncker, haría a
Atenas para reunirse con el primer ministro griego, Antonio Samaras. El objetivo
era estudiar la petición de Grecia de ampliar en dos años más el período para
aplicar su plan de ajuste, del 2014 al 2016.
Pues bien, Juncker prefirió dar largas. En la conferencia de
prensa, se limitó a decir que antes de tomar una decisión, esperarán la evaluación
que la Troika haga del actual plan de austeridad, el cual exige un ahorro
adicional de 11,500 millones de euros.
La Troika, que estuvo en Atenas a principios de agosto
evaluando el plan de ahorro de Grecia, reconoció que se habían hecho progresos
y que regresaría a primeros de septiembre, sin fijar una fecha.
Pese a que Juncker no dio una respuesta concreta a la
petición de Atenas, sí fue muy enfático en que está “totalmente en contra” de
que Grecia salga del euro. En estas páginas hemos señalado que si Europa, ahora
mismo, quiere combatir el “riesgo de convertibilidad”, esto es, el temor de los
inversionistas de que los países regresen a sus antiguas monedas, no habría
nada más contradictorio y perjudicial que dejar caer ahora a Grecia.
Mañana, la canciller alemana Angela Merkel y el presidente
francés, Francois Hollande, se reunirán para fijar una postura común frente a
la petición de dos años más de Grecia, antes de que Samaras viaje a Berlín
(viernes) y a París (sábado) para tantear qué tan receptiva es su propuesta de
ampliar los plazos.
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