El dato de empleo de EU ha dejado en evidencia que el
resquebrajamiento de la eurozona ya está teniendo efectos perversos sobre el
crecimiento mundial, incluyendo a la principal economía del planeta. El reporte
de empleo puso muy nervioso a los mercados, que se deshacen de acciones,
materias primas, bonos de la periferia europea, activos de mercados emergentes
y demás e invierten los capitales en bonos del Tesoro de EU, o alemanes, o
japoneses o británicos, cuyas tasas se derrumban a nuevos mínimos históricos.
La nómina no agrícola apenas aumentó en 69,000 en mayo, muy
por debajo de los 150,000 empleos que esperaba el consenso. Además, se revisó a
la baja el dato de abril, de 115,000 a 77,000, así como el de marzo, de 154,000
a 143,000. Por tanto, no sólo se crearon
en mayo menos de la mitad de los puestos de trabajo previstos, sino que además
el empleo en los dos meses previos fue inferior en 49,000 a lo originalmente
publicado. Por otro lado, la tasa de desempleo inesperadamente repuntó en una
décima para ubicarse en 8.2%.
En Dinero Llama Dinero, preveíamos un aumento en la nómina
de 120,000 en mayo, o 30,000 puestos de trabajo menos de lo que pronosticaba el
consenso. Desde nuestra perspectiva, los analistas estaban subestimando el
impacto asociado, todavía, al favorable clima durante este invierno, lo que
impulsó el ritmo de creación de empleos durante el período de noviembre a
febrero.
Desde marzo se ha venido desacelerando la nómina no agrícola
al revertirse el efecto del clima en el empleo: muchos puestos de trabajo que
generalmente se generan durante la primavera en la construcción o en el sector
turismo, cuando llega el buen clima, se adelantaron al invierno. En nuestro pronóstico de mayo pensábamos que el consenso
estaba subestimando ese efecto, por lo que teníamos una cifra inferior.
Por eso no nos sorprendió tanto que el sector de
construcción eliminara 28,000 puestos de trabajo, o el de ocio y hospitalidad,
despidiera a 9,000 trabajadores. Juntos, esos dos componentes representan
37,000 trabajadores menos, cerca de la diferencia que nosotros teníamos
respecto al número del consenso.
Sin embargo, nosotros también nos vimos sorprendidos por un
número mucho menor: ¿fue el clima?. No. Aquí ya entra otro factor en juego y es
la desaceleración global, es el menor ritmo de expansión económica. Creemos,
por tanto, que la tendencia subyacente del empleo es peor de lo que prevén los
analistas, quizás inferior a 100,000.
De ser así, la Fed debería plantearse, pronto, la
posibilidad de un nuevo plan de compra de bonos, un QE3. O al menos, en
prorrogar la llamada “Operación Twist”, el programa que vence en junio
consistente en permutar, en la hoja de balance de la Fed, bonos del Tesoro de
EU de corto plazo por otros de más largo plazo con el fin de mantener las tasas
de largo plazo en niveles excepcionalmente bajos. Aunque en verdad, la aversión
al riesgo y el propio mercado está haciendo ya ese trabajo por la Fed.
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