Tampoco hoy Wall Street aguantó los embates de Europa. También
allá, en el Viejo Contienen, iban bien las cosas hasta que Grecia volvió a
estropear el panorama. No hubo manera de que los partidos helenos formaran
gobierno, y no parece que haya ya otra salida que la de convocar nuevas
elecciones legislativas, que podrían celebrarse el 17 de junio. Tras conocerse
la noticia, las bolsas europeas se hundieron y la de Atenas fue hecha trizas,
sobre todo los bancos. El euro, por otro lado, no sólo se fue por primera vez
desde el 18 de enero por debajo de los 1.28 dólares, sino que fue incapaz de
quebrar la tendencia bajista en toda la jornada y terminó en los mínimos del
día, para cerrar en 1.272 dólares.
En Wall Street, pese a que el dato de ventas minoristas vino más
débil de lo pronosticado, los mercados aguantaron la presión durante la mayor
parte de la jornada. Pero terminaron sucumbiendo.
Al cierre de la sesión, el Dow Jones perdía un 0.5% hasta los
12,632.00 pts mientras que el Nasdaq descendía un 0.3% para concluir en los
2,893.76 pts. El S&P’s 500 caía un 0.57% para concluir en los 1,330.66 pts.
En la jornada hubo de todo: un PIB en la eurozona mejor de lo
esperado, hasta el punto que se evitó de momento, y técnicamente (aunque no en los
hechos) una nueva recesión. Y eso salvó a los mercados globales en un
principio. También resistieron los datos de EU de primera hora, las ventas
minoristas, el índice manufacturero del Empire State de Nueva York, y los
precios al consumidor. Pero después salieron los titulares sobre Grecia, sobre
el fracaso del presidente Karolos Papoulis, de armar un gobierno de unidad, y
todo se desmadró.
En Europa fue inmediato: del negro se pasó al rojo y en Atenas la
bolsa volvía a desangrarse, sobre todo la banca. El euro, que cotizaba al alza,
entró en una virulenta senda de depreciación. En España, la prima de riesgo se
elevaba a los 488 pbs y el Ibex-35 perdía un 1.6% para cerrar sentado en los
6,700 pts. Pero Wall Street aguantó e incluso abrió con moderadas subidas.
Poco después de la apertura, la bolsa de Nueva York encontró apoyo
en el dato de la confianza de los constructores de NAHB, que se trepó a 29 en
mayo comparado con 26 en abril (el consenso esperaba que se mantuviera sin
cambios en 26).
Y logró mantenerse a flote, sin cambios, durante la mayor parte de
la jornada. Pero al final empezó a perder terreno y terminó sucumbiendo.
Los sectores más castigados volvieron a ser los de materiales
básicos (-2.0%) y el energético (-1.5%), si bien los 10 sectores del S&P’s
500 acabaron abajo. El financiero, que venía de dos jornadas terribles debido
al caso de JP Morgan, retrocedió un 0.5%. De hecho, JP Morgan avanzó un 1.3%
aunque sus pares descendieron: Citigroup bajó 1.2%, Morgan Stanley 1.1%, Bank
of America un 0.7%. Goldman Sachs cerró sin cambios.
Para mañana, la agenda económica de Eu está bastante repleta:
antes de la apertura se publicarán las solicitudes de hipotecas MBA, pero sobre
todo los inicios de casas y permisos de construcción de abril así como la
producción industrial para ese mismo mes, que son indicadores de alto impacto
para el mercado.
Ya con los mercados abiertos, se sabrá de los inventarios
nenergéticos, y ya rumbo al cierre se publicarán las minutas de la última
reunión de la Fed.
Pero además, los ojos seguirán mirando los acontecimientos de Europa
muy de cerca. No hay que perder de vista que hoy, sólo hoy, salieron 700
millones de euros (mde) del sistema bancario heleno. Cuidado, porque en Grecia
pronto pueden poner “corralito” para detener la fuga de capitales, lo que puede
detonar lo mismo en el resto de países periféricos.
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