Los vaticinios se cumplieron: aunque por estrecho margen, Francois Hollande ganó a Nicolas Sarkozy y por primera vez desde 1995, cuando Francois Miterrand abandonó el Elíseo, los socialistas franceses retoman la presidencia. En medio, es cierto, el socialista Lionel Jospin fue primer ministro bajo la presidencia de Jacques Chirac, lo que en Francia se conoce como el régimen de cohabitación.
El discurso de Hollande tras la victoria no se dirigió sólo a los franceses, sino a Europa y sobre todo a Alemania: "la austeridad no puede seguir siendo una fatalidad para Europa", dijo. Y dejó claro que su voluntad será dar a la "construcción europea una dimensión de crecimiento y empleo, algo que diré los más pronto posible a mis socios europeos, empezando por Alemania".
Un discurso que está en consonancia con los últimos mensajes de Bruselas, donde se alista el Pacto de Crecimiento. En él se trata de conjugar la austeridad presupuestaria con dos grandes programas fiscales: un plan de inversiones para estimular el crecimiento y el empleo, y una agenda que busca suavizar el cumplimiento del objetivo fiscal del 3%.
Además, Hollande es un claro defensor de la emisión de eurobonos para financiar la deuda europea (asunto al que se oponen tanto Sarkozy como Merkel y que muchos ven como la solución más eficaz para resolver los problemas europeos) así como del relajamiento de las reglas para activar fondos estructurales europeos que reanimen el crecimiento. En el ámbito doméstico, aboga por un régimen impositivo más progresivo.
Asimismo, el discurso de Hollande no ha sido muy amigable con los mercados financieros, y presionará a sus socios para que se aplique en Europa una regulación más estricta y dura sobre las entidades financieras.
En definitiva, el tandem Merkozy se ha roto: ahora Merkel tendrá como socio en Francia, la segunda potencia europea, a un líder que propugna una política fiscal expansiva más activa para ayudar a reactivar la economía europea, que apoya la emisión de eurobonos y que exige una mayor regulación sobre la banca. Merkel, por otro lado, volvía a perder hoy otras elecciones regionales, esta vez en el land de Schleswig-Holstein.
Una mala combinación para los mercados que posiblemente mañana, sabiendo cómo son, se encarguen de hacérselo pagar caro a Francia. Atentos por tanto mañana al comportamiento de los bonos franceses y a las primas de riesgo del país galo, de los países periféricos y al euro.
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