La canciller alemana Angela Merkel, empieza a sentir la
presión por todas partes. En el G-8 se la vio incómoda, pues todos le piden ya
abiertamente que haga lo que ella tantas veces ha rechazado.
Conforme Grecia se acerca al precipicio de una posible
expulsión de la eurozona, incluso con la aquiescencia alemana, que ya da al
país heleno como caso perdido, al resto de líderes mundiales cada vez se les
nota más impacientes con la intransigencia teutona.
Ese malestar se le nota hasta al propio presidente de EU, Barack
Obama. Se acercan las elecciones presidenciales, y lo que menos desea es que le
estalle una bomba durante el verano que detone otra crisis global y haga
peligrar su reelección. Como dijo en el G-8, lo que pase en Madrid se dejará notar en Milwaukee.
De por sí, la batalla entre Obama y el candidato
republicano, Mitt Romney, será dura. Y lo que Obama no puede permitir es que
ahora que puede empezar a alardear de un ritmo de creación de empleo más rápido
(aunque la tasa de desempleo permanece muy alta), de una economía que entra en
una senda de crecimiento autosostenible, y de una banca que se piensa está
fuera de peligro (más allá del lío en el que se ha metido JP Morgan), se le
caiga todo el teatro por la crisis europea. Sería como dejarle a Romney la presidencia
en bandeja.
Por eso, a Obama le interesa tanto como a los líderes
europeos una rápida respuesta y firme resolución a la crisis de deuda soberana y financiera del Viejo Continente. Y por
eso, imprimió presión en la reunión del G-8 para que Europa diseñe un programa
integral que resuelva la crisis de una vez por todas.
Además, con la llegada de Francois Hollande a la presidencia
de Francia, con un discurso más orientado al crecimiento preservando la
disciplina fiscal, más cercano a la línea de Obama, todos parecen
haberse armado de valor. Para tantear con qué fuerza van a presionar a Merkel
será bueno escuchar los discursos de la cumbre informal de este miércoles en
Europa.
En dicha cumbre, más allá del apoyo verbal que se pueda
brindar a Grecia (en los hechos nada se puede hacer hasta que se conozcan los
resultados de las elecciones del 17 de junio), se debe debatir con toda
seriedad la emisión de eurobonos.
Hollande sacó el tema a coalición en la reunión del G-8, y con el apoyo de otros líderes como el español Mariano Rajoy, el italiano Mario Monti o la Comisión Europea, debe posicionar ese asunto como el tema principal de la agenda europea. Sobre todo hay convencer a Merkel sobre su imperiosa necesidad, bajo el argumento de que la emisión de eurobonos puede ser una vía rápida y eficiente de restablecer la confianza de los inversionistas en la región.
Hollande sacó el tema a coalición en la reunión del G-8, y con el apoyo de otros líderes como el español Mariano Rajoy, el italiano Mario Monti o la Comisión Europea, debe posicionar ese asunto como el tema principal de la agenda europea. Sobre todo hay convencer a Merkel sobre su imperiosa necesidad, bajo el argumento de que la emisión de eurobonos puede ser una vía rápida y eficiente de restablecer la confianza de los inversionistas en la región.
Merkel no es contraria a la emisión de eurobonos en sí,
siempre y cuando se alcance un grado óptimo de coordinación e integración
fiscal. Pero lo ve más bien como un objetivo de largo plazo, no bajo las actuales condiciones. Además, también
ella cuenta con aliados, como Austria, que ha calificado la propuesta de
Hollande como “tontería”, los Países Bajos y Finlandia.
Lo malo es que la situación se deteriora y apremia una
solución de este tipo. ¿Cederá al final Merkel y bajo qué precio? Para dar su
visto bueno a la emisión de eurobonos, ¿exigirá el sacrificio de Grecia, que no
sólo fue indisciplinado, sino que mintió
con el verdadero estado de sus cuentas fiscales, jugó chueco y ya no es
un socio fiable? ¿Será el escarmiento que precisa Grecia para desincentivar que
en el futuro otro país tenga la tentación de ocultar sus cifras?
En primer lugar, no creemos que Merkel dé su brazo a torcer.
Su personalidad ha quedado meridianamente clara durante esta crisis, y su
tozudez explica en buena medida que la crisis europea haya llegado a estos
alcances.
Y en segundo lugar, incluso si se la llegara a convencer, si
se alcanzara un consenso y al final accediera a la emisión de eurobonos como
forma de mitigar la crisis, ése sólo sería el primer paso. Todavía habría un
largo período de preparación repleto de obstáculos hasta que se pudieran emitir
los eurobonos... y los mercados van mucho más aprisa que los políticos.
En un principio, los eurobonos serían títulos de deuda
pública suscritos por los 17 países miembros. Ahora bien, ¿cuál sería la
estrategia? ¿Qué monto de la deuda pública de la eurozona se emitiría en
eurobonos?
Unos proponen que sólo sea mutualizada la deuda por encima
del límite de 60% del PIB que establece el pacto de estabilidad y crecimiento.
Pero otros consideran que la deuda que debería mutualizarse en eurobonos es toda
aquella que represente hasta un 60% del PIB de cada país, y a partir de ese
límite, será el país soberano quien emita la deuda.
Pero más allá del monto, ¿quién los emitiría y con qué garantías? Y si hubiera garantías, ¿qué parte correspondería a cada país? ¿De qué parte de la deuda emitida se responsabilizaría Alemania, Francia España o Grecia de manera individual? Si un país finalmente no pudiera honrar su deuda, ¿quién se haría cargo de ella?.
La emisión de deuda con garantía conjunta, en la que todos de manera común respaldaran las emisiones, es otra opción. Pero bajo los actuales términos del tratado europeo sería ilegal, y Alemania difícilmente lo aceptaría. La Comisión Europea propuso una solución intermedia, con bonos con garantías individuales, y otras conjuntas. Por tanto, no hay aún un plan definido, sino que hay muchos cabos sin atar que Europa tardará en cerrar.
El otro tema crucial es el de recapitalizar a la banca
española: Hollande también ha apelado al principio de solidaridad y ha apuntado
a que los bancos españoles que lo precisen sean rescatados con el Fondo Europeo
de Estabilidad Financiera (EFSF por sus siglas en inglés), cuya capacidad
asciende a 700,000 millones de euros (mde).
Hasta ahora el consenso era que el estado español tenía capacidad para lidiar con los problemas de su sistema financiero, pero la recesión y la reciente crisis de Bankia ha puesto de nuevo a las entidades bajo la lupa (la semana pasada Moody’s rebajó la calificación de 16 instituciones financieras españolas).
Hasta ahora el consenso era que el estado español tenía capacidad para lidiar con los problemas de su sistema financiero, pero la recesión y la reciente crisis de Bankia ha puesto de nuevo a las entidades bajo la lupa (la semana pasada Moody’s rebajó la calificación de 16 instituciones financieras españolas).
Pero la forma de intervención a través del EFSF tampoco está clara: ¿se utilizarán de manera
directa para recapitalizar a la banca, o se prestarán a los países
individuales, que posteriormente administren esos recursos hacia la banca
nacional de la mejor manera posible?. Alemania se opone a la ayuda directa a la
banca y prefiere que sean los gobiernos soberanos los que gestionen los
programas de rescates.
Pese a que la cumbre europea de mañana es informal, dada la coyuntura, será crucial para los mercados. Sin embargo, sus líderes tienen a defraudar, a no alcanzar acuerdos, sin importarles que todo el mundo les esté mirando y los tachen de incompetentes. A ver con qué nos salen mañana.
Pese a que la cumbre europea de mañana es informal, dada la coyuntura, será crucial para los mercados. Sin embargo, sus líderes tienen a defraudar, a no alcanzar acuerdos, sin importarles que todo el mundo les esté mirando y los tachen de incompetentes. A ver con qué nos salen mañana.
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