Con Francia ocupando el centro del escenario, las elecciones
parlamentarias de Grecia pasaron a un segundo plano. Pero veremos si mañana los mercados no dan los titulares a Grecia, y ponen a Hollande como actor secundario.
Lo del país heleno, después de hartos sacrificios y dos
programas de rescate, ha sido una verdadera convulsión. Los partidos
tradicionales de Grecia, el partido socialista (PASOK) y el conservador Nueva
Democracia, se derrumbaron en las elecciones del domingo: entre los dos apenas
lograron el 32% de los votos comparado con un 78% en el 2009. El problema es
que, dentro de todo el espectro político, son los únicos partidos que apoyan
los draconianos ajustes de austeridad impuestos por Europa.
Frente a la debacle de los partidos tradicionales, ha
surgido con fuerza Syriza, una coalición
de izquierda radical, con el 15.8% de los votos, convirtiéndose en el segundo
partido más votado, en tanto los neonazis de Aurora Dorada obtenían el 6.8% de
los votos.
La brutal fragmentación del parlamento griego hace muy
complicada la formación de un gobierno de coalición. En caso de lograrse, casi
seguro que exigirían, a cambio, una renegociación de los términos del rescate
suscrito entre el gobierno y la Troika, lo que pondría en cuestión los acuerdos
alcanzados por el gobierno de transición tras la dimisión de Yorgos Papandreu y
que precisamente buscaban el compromiso del gobierno griego con los programas
de austeridad del plan de rescate.
Es más, en caso de no lograrse un gobierno de coalición,
entonces no quedaría de otra que repetir los comicios este verano. Pero en
medio está en juego la liberación de un nuevo tramo de ayuda por parte de
Europa. ¿Darían el dinero sabiéndose que nada garantiza que Grecia vaya a
cumplir con los compromisos?. Y si no dan el dinero, ¿qué tan cerca está Grecia de abandonar la zona euro?
Entre Grecia (y Francia), menudo lunes le espera a los mercados.
Entre Grecia (y Francia), menudo lunes le espera a los mercados.
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