Nos esperan mucho días como estos, que son los buenos, y algunos
de los malos, los verdaderamente malos. La incertidumbre campea a todo lo que
da por Europa, y así es difícil que Wall Street se pueda volver a enderezar.
Uno cree que el escenario más probable para Europa es el que describe Krugman,
que tan criticado ha sido por el gobierno español. Quizás no fue lo más
responsable, pero sobre aviso no hay traición: el espectro que recorre a Macedonia,
el Ática, el Peloponeso y sus islas del Egeo es el mismo que recorrió la Pampa,
el río de la Plata y la Tierra de Fuego y se llama “corralito”.
Ese espectro se ha propagado tan pronto como se percataron que,
realmente, Grecia puede salir del euro, escenario que ya se contempla tanto en
Berlín como en Bruselas. Y la realidad es que quien piense que Grecia puede
tener una salida ordenada de la eurozona es que no conoce bien a los mercados.
Ni a los mercados ni a Europa, que desde que empezó la crisis no
ha sabido dar un golpe en la mesa y detener el deterioro continuo de los mercados
de deuda. Tampoco lo hará esta vez, nos tememos, salvo que el nuevo presidente
de Francia, Francois Hollande, tenga la talla política de los antiguos, de los
forjadores de este invento, y se convierta en el héroe de esta historia. Pero
me tememos que Merkel no lo dejará, y a Merkel ya la conocemos de sobra.
Uno ve las primas de riesgo de los países periféricos, y resulta
difícil pensar que serán capaces de reducirla de nuevo a niveles sostenibles de
manera consistente en el corto plazo. Más bien parecería que se seguirá
ampliando presionado por las fuerzas del mercado.
Posiblemente Europa no tenga a los líderes, ni tampoco los
mecanismos, para actuar con la rapidez, determinación y contundencia que
requieren esta situación extrema. En EU,
cuando la quiebra de Lehman, no se miró si la banca había hecho bien o mal las
cosas: el “riesgo sistémico” estaba ahí, y el costo de una crisis sistémica era
mayor que el de salvar a toda la banca, aunque no fuera ni lo más justo ni lo
mejor para acabar con el “riesgo moral”. Pero era lo más sensato y práctico y
así se hizo.
En Europa, Grecia hizo mal las cosas, muy mal. Y ocultó la
realidad de sus cuentas fiscales: pero los alemanes prefirieron hacer
escarmentar a los griegos para que no volvieran a incurrir en
irresponsabilidades sin pensar que lo mejor era actuar con firmeza y prontitud
para evitar el contagio. Ahora los males se han propagado por toda la
periferia, Grecia está a punto de abandonar el euro y el escenario de una
salida desastrosa es el que incorporan los mercados. No es para menos: un mal
menor que podría haber sido acotado terminó convirtiéndose en un verdadero
cáncer.
Por eso la cautela es absoluta, y la ansiedad, y la volatilidad.
Europa empezó la jornada con fuertes descensos, se recuperó ante los rumores
que hablaban de una reunión extraordinaria del Banco Central Europeo (BCE),
para terminar de nuevo sucumbiendo. La razón fue que justo en vez de ayudar, el
BCE, en plena fuga de capitales de la banca griega, anunció que dejaría de
prestar de manera temporal a las entidades helenas con el fin de limitar el
riesgo hasta que el gobierno se comprometa a cumplir con las exigencias de
austeridad europea.
De modo que el Ibex-35 de Madrid terminó descendiendo a nuevos
mínimos y rompiendo soportes: hoy cayó un 1.3% a 6,611.5 pts. La bolsa de Milán
cedió un 0.2%, el Dax de Francfort un 0.3% y sólo se libró el Cac-40 de París,
con un moderado ascenso de 0.3%. El euro terminó también con una ligera
depreciación, en 1.272 dólares.
La jornada, por tanto, dentro de lo malo, no fue lo fatídica de
días anteriores. Pero Wall Street, que abrió con subidas y parecía con ganas de
darse un respiro, que además contó con un dato de producción industrial y de
inicio de casas mejor de lo esperado, que recibió la garantía de la Fed de que
inyectará más dinero en caso de que haga falta, terminó retrocediendo. Y el
S&P’s 500 se llevó su cuarta jornada consecutiva de caídas, arrastrada
sobre todo por el sector de materiales básico (-1.4%) y las financieras
(-1.3%).
Al cierre de la sesión, el Dow Jones perdía un 0.26% para concluir
en los 12,598.55 pts mientras que el Nasdaq bajaba un 0.68% hasta los 2,874.04
pts. Finalmente, el S&P’s 500 cedía un 0.44% a los 1,324.80 pts y se sigue
comiendo la ganancia acumulada en el año, que se redujo a un 5.3%.
Las materias primas sufren por dos motivos: uno, por el menor
ritmo de actividad económica, sobre todo en Europa, que está estancada y una
buena parte de ella cayó de nuevo en recesión, y por la menor expansión de
China. Y dos, por la apreciación del dólar, que juega en contra de las materias
primas. De modo que hoy el Brent se hundió un 1.8% a 109.46 dólares y el WTI
perdió un 1.2% a 92.81 dólares. El cobre, a su vez, bajó un 1.1%.
De modo que de las peores acciones fue de nuevo la de Alcoa
(-2.5%), aunque las dos petroleras del Dow Jones, Chevron y Exxon Mobil,
lograron salvar la sesión con subidas de 0.1% y 0.5% respectivamente. Entre las
financieras, Bank of America se hundió un 2.6%, JP Morgan un 2.2%, Citigroup un
3.1%, Morgan Stanley un 4.2% y Goldman Sachs un 1.7%.
Pero la compañía que tuvo hoy el peor desempeño fue JC Penney, que
sufrió el desplome más severo de su historia, un 20%, al publicar un reporte
trimestral que defraudó tanto por sus ingresos como por sus beneficios.
Finalmente, General Motors ganó un 2.3% luego de saberse que la
empresa de Warren Buffet, Berkshire Hathaway, amplió su participación en la
mayor automotriz en 10 millones de acciones.
Para mañana, España tendrá que afrontar una dura prueba: en plenas
especulaciones sobre lo que pasará con Grecia, tendrá que colocar entre 1,500 y
2,500 millones de euros en bonos y obligaciones con vencimientos en 2015 y
2016. Hoy la prima de riesgo llegó a superar por primera vez los 500 pbs hasta
los 507 pbs, dado que la tasa del bono de 10 años se elevó al 6.5% (mientras
que la alemana caía a un nuevo mínimo, por debajo de 1.44%).
Por otro lado, el principal indicador del día en EU será el de las
solicitudes de subsidios de desempleo para la semana terminada el 12 de mayo,
que se espera se ubique en 365,000, con pocos cambios respecto a los 367,000 de
la semana previa.
También tiene potencial para mover al mercado el índice
manufacturero de la Fed de Filadelfia para mayo, que podría mejorar
marginalmente a 8.8 frente a 8.5 en abril, según el consenso de Briefing.com.
El dato menos relevante será el de los indicadores líderes de abril.
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