El Bundesbank, en apariencia, sigue sin ceder. Como nos
temíamos, y en vísperas de la reunión del Banco Central Europeo (BCE), está
tratando de enfriar las expectativas que se han levantado con las declaraciones
de Mario Draghi la semana pasada diciendo que “el BCE está listo para hacer lo
que sea necesario para preservar el euro y créanme: será suficiente”. Desde siempre se ha opuesto a la compra debonos por parte del BCE en el mercado secundario y, por lo que se ve, no han
cambiado de parecer.
Hoy se lo hicieron notar de nuevo a Mario Draghi, a quien el
presidente del Bundesbank, Jens Weidmann, conminó a que se limitara a su
mandato, que no es ni más ni menos que el control de la inflación. Para Draghi,
sin embargo, su mandato va más allá del control de la inflación, e incluye la
preservación del buen funcionamiento del mercado interbancario.
En ese sentido, en su conferencia de Londres del jueves,
Draghi mencionó tres factores que están entorpeciendo el correcto
funcionamiento del mercado interbancario: uno el riesgo de liquidez de
contraparte, que fue mitigado con las Operaciones de Refinanciamiento de Largo
Plazo (LTRO por sus siglas en inglés) del BCE; dos, el riesgo de capital, sobre
el cual el BCE no puede hacer nada (su resolución está en manos de Basilea
III); y tres, un factor que no es inherente al riesgo de contraparte, que es el
premio que los inversionistas exigen sobre la deuda soberana de los Estados.
Ése, según Draghi, también entra bajo el mando del BCE en tanto que “daña el
funcionamiento de transmisión de la política monetaria”.
El Bundesbank, sin embargo, no parece verlo así. Objeta que las
intervenciones del BCE en el mercado secundario son “problemáticas” y proveen
incentivos erróneos a los países para hacer mayores esfuerzos y disciplinar sus
finanzas públicas, que es el fondo del problema por el que los inversionistas
exigen un mayor premio. Así, concluye el Bundesbank que los políticos “sobrestiman”
la capacidad de actuación del BCE.
Dicho esto, creemos que el razonamiento del Bundesbank es
erróneo: en esta coyuntura concreta, tan especial y grave, la política
monetaria y fiscal no son indiferentes entre sí. Por el contrario, la eficacia
potencial relativa se amplifica si ambas políticas actúan de manera coordinada,
en tanto que dejar todo el ajuste en manos de la política fiscal, como exige el
Bundesbank, lo destinaría todo al más absoluto fracaso.
Grecia es el mejor ejemplo (o Argentina en el pasado más
reciente) de cómo, en estos casos extremos, el recurso exclusivo a la política
fiscal es ineficaz, además de que se precisaría que se utilizara con una
intensidad tan grande que al final resulta insostenible por la profunda
depresión que provoca y las consiguientes revueltas sociales que lleva
asociada. En Argentina terminó con la “cacerolada”, la huida en helicóptero de “De
la Rúa”, y la devaluación del peso argentino; en Grecia con violentas
protestas, un gobierno exhausto que ya no sabe cómo ahorrar más, y lo que es
peor, sin ver el final del túnel, con la tasa del bono de 10 años por encima del
25% y la prima de riesgo en nuevos máximos, muy cerca de los 2,500 pts.
Lo mismo se puede decir de Portugal, que pese a todos los
esfuerzos realizados, sigue con los mercados de deuda cerrados, con la tasa de
10 años por encima del 11% y una prima de riesgo de 970 pbs, o Irlanda, que
apenas empieza a colocar bonos de corto plazo en el mercado, mientras el bono
de 10 años cotiza en 8.2% y la prima de riesgo en 685 pbs.
En el caso de España, el ajuste fiscal (el último de Rajoy
junto con los que le han precedido) ya ha sido colosal, draconiano, y ha
arrojado a la economía española de nuevo a la recesión. Y pese a los esfuerzos,
tanto la tasa del bono de 10 años como la prima de riesgo se treparon a niveles
insostenibles.
Es claro, por tanto, que en estas circunstancias, es
aconsejable y deseable la utilización de la política monetaria de forma
simultánea y con un carácter expansivo. Como dice Draghi, no sirve de nada
seguir recortando la tasa de referencia de la eurozona a nuevos mínimos
históricos si no se traslada a todo el espectro de tasas de interés hasta
llegar a las de más largo plazo. ¿De qué sirve seguir aplicando ajustes
fiscales y llevando la tasa de referencia a nuevos mínimos si no se logra el
objetivo deseado, que es relajar las tasas en el tramo largo de la curva de los
países con mayores dificultades para acceder al financiamiento?.
No se logra este objetivo por las perturbaciones que han
surgido en los mercados financieros que daña el correcto funcionamiento del
mecanismo de transmisión monetaria. Y mientras no se logre se pone en peligro
el financiamiento del sector público y, por tanto, de todo el sector privado,
que ve cómo pierde el acceso al financiamiento a tasas tolerables, lo que a su
vez conduce a problemas de liquidez y suspensiones de pago así como a un fuerte
contracción del crédito que acentúa los problemas de recesión.
Por tanto, y en contra de lo que dice el Bundesbank, lo que
se necesita en esta coyuntura es la rápida actuación del BCE para que no lastre
la eficacia de la política fiscal restrictiva que ya está en pie, sino que por
el contrario la potencialice. Y para eso es elemental la compra de bonos en el
mercado secundario que combata las perturbaciones financieras y contribuya a
compensar parcialmente la restricción fiscal con medidas que relajen las tasas
de largo plazo en España e Italia, devuelva la confianza de los mercados en estas dos economías sobre su capacidad de financiarse a tasas tolerables, ahuyente los riesgos de impago (o de rotura del euro), contribuyan a reactivar el crédito y aminore el impacto
negativo sobre la demanda efectiva.
Mañana Draghi, el gobernador del banco de Francia, Christian Noyer, y otros miembros del BCE tratarán de convencer a Jens Weidmann y al Bundesbank sobre la necesidad de actuar en el mercado secundario... y esperemos que lo consigan.
Mañana Draghi, el gobernador del banco de Francia, Christian Noyer, y otros miembros del BCE tratarán de convencer a Jens Weidmann y al Bundesbank sobre la necesidad de actuar en el mercado secundario... y esperemos que lo consigan.
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