El mensaje de Mario Draghi en la conferencia de Londres de
hoy detonó un fabuloso rally en los mercados globales. Sin embargo, de ella es
difícil inferir que vaya a tomar medidas concretas en el muy corto plazo para
aliviar los mercados de deuda de España e Italia, como sugieren varios reportes
publicados hoy en algunos medios.
Desde luego que sigue resultando improbable que el BCE compre deuda soberana de la periferia. No lo ha hecho en días anteriores, con el mercado de España prácticamente ahorcado, ni lo hará en estos días, menos ahora que gracias a sus palabras, se ha deprimido con fuerza y ha dado un balón de oxígeno a España e Italia.
Se habla de que el BCE podría anunciar otro programa de
refinanciamiento de liquidez de largo plazo. Pero lo dudamos: a través de sus
dos programas, el BCE ha inyectado medio billón de euros y como él mismo dijo
en la conferencia, “ya han tenido cuidado con ese problema”.
Respecto de otorgar una licencia bancaria al fondo de
rescate permanente, nada dijo. Y como ya advertimos en una nota ayer, ése es un
asunto que llevará tiempo, y que no está en manos, exclusivamente, del BCE. De
hecho, el fondo permanente todavía no opera y estará congelado, al menos, hasta
el 12 de septiembre, cuando el Tribunal Constitucional alemán determine si
viola la soberanía nacional germana o no.
Por tanto, no esperen mucho del BCE en la reunión de la
semana que viene. Quizás, como mucho, otorgue otra reducción de 25 pbs en su tasa de
referencia para llevarla a 0.5%, pero su impacto en el mercado será mínimo. Más
optimistas somos con lo que pueda conceder la Fed, pero del BCE de momento habrá que conformarse con las palabras de Draghi, pero con poca acción.
I. La eurozona es más
fuerte de lo que la gente reconoce. La región tiene un déficil y un nivel de
deuda menor que EU o Japón.
II. Los progresos han sido extraordinarios en
los últimos seis meses, y para mejor. A nivel nacional tomando el control
de déficit y adoptando medidas estructurales, tanto en países que están
asociados a programas de ayuda europeos (Portugal
e Irlanda) como otros que no (España
e Italia). Hay que recalcar que Draghi
no mencionó a Grecia, lo que aumenta esa percepción de que el país heleno
cada vez está más abandonado a su suerte.
A nivel supranacional
también ha habido progresos, y buena muestra es el éxito de la última cumbre
europea donde se reconoció por primera vez, y por los 27 países de la Unión
Europa, que la solución a esta crisis es “más
Europa” y no “menos Europa”, una Europa basada en cuatro pilares: unión fiscal, unión bancaria, unión
financiera y unión económica.
Esto implica que en el futuro se va a ejercer una mayor
soberanía supranacional con reglas fiscales comunes, y con un supervisor único
para toda la eurozona. Buena muestra del compromiso con más Europa es que la Comisión Europea presentará su propuesta
de un supervisor único en septiembre.
III. Sobre la
fragilidad del euro, Draghi advirtió que se ha invertido una gran cantidad de
capital político en el euro y que, por consiguiente, el euro es irreversible.
IV. “El BCE está
listo para hacer lo que sea necesario para preservar el euro y créanme: será
suficiente”. Esa frase es la que ha disparado el rally en los mercados
globales. Sin embargo, de ella no se
infiere que esté dispuesto a comprar deuda soberana de España e Italia en el
mercado secundario, al menos en el muy corto plazo (y menos tras el rally de
hoy).
Draghi se refiere a la hora de hablar de este asunto a “desafíos en el corto plazo” asociados a la
“fragmentación financiera”, entendida como la tendencia de los
inversionistas a retornar a los mercados locales.
El principal desafío que menciona es que “el mercado interbancario no está
funcionando”, ni a nivel nacional ni entre países. Draghi enumera varios
factores que pueden estar haciendo que el mercado falle, y recalca lo
siguiente.
Uno, que parte de ese desafío fue solventado con las Operaciones de Refinanciamiento de Largo
Plazo (LTRO por sus siglas en inglés), que mitigó el riesgo de liquidez de
contraparte. Dos, que respecto al riesgo de capital de contraparte, el BCE no
puede hacer nada (para eso ya está Basilea III). Y tres, menciona un factor que
no es inherente al riesgo de contraparte, que es el premio que los
inversionistas exigen sobre la deuda soberana de los estados. Ése, según
Draghi, también entra bajo el mandato del BCE en tanto “que daña el funcionamiento de los canales de transmisión de la política
monetaria”.
Sin embargo, no dice
nada de cómo puede resolver ese escollo, cuya solución al menos temporal sería
mediante la compra de deuda soberana en el mercado secundario. Sino que
concluye que el BCE tiene que lidiar con esa “fragmentación financiera” haciendo frente a esos temas.
IV. Respecto al plan de supervisión común para la eurozona,
Dragui establece un plan en el que primero, se establecerá un “sistema de
supervisión”, luego un fondo de compensación financiado por el sector bancario
en un principio y finalmente un depósito de garantía de seguros, los cuales ya
existen a nivel nacional y varios de ellos con los recursos al completo. El
objetivo final es romper el vínculo entre el sistema bancario y la deuda
soberana.
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