lunes, 16 de julio de 2012

Tras las ventas minoristas, el PIB de EU se empieza a ver bastante mal

El viernes pasado, en medio del rally que detonó JP Morgan, los inversionistas hicieron caso omiso al comportamiento de la confianza del consumidor de la Universidad de Michigan, cuya lectura bajó a 72.0 en julio, la más baja del año y mucho peor a lo esperado, tras una cifra de 73.5 en junio.  Pero hoy no podrá hacerse el desentendido frente al dato duro de las ventas minoristas de junio, que inesperadamente vino mucho peor de lo esperado, además de que hubo revisiones a la baja a meses previos. La consecuencia fue que los analistas y bancos bajaron sus pronósticos para el PIB del segundo trimestre. 


Las ventas minoristas se contrajeron un 0.5% en junio, dando un susto al mercado, que esperaba un incremento del 0.2%. Es la tercera caída consecutiva en las ventas: bajaron un 0.5% en junio tras perder un 0.2% en mayo y otro 0.5% en abril (revisado a la baja de una lectura preliminar de -0.2%).

Excluyendo el volátil componente de autos, las ventas se redujeron un 0.4%, cuando el consenso estimaba un aumento de 0.1%, según el consenso de Brefing.com. Excluyendo autos, la secuencia también se ve muy mal: -0.4% en junio, -0.4% en mayo y -0.6% en abril.

 
Cuadro de Stone & McCarthy Research Associates

Del comportamiento de las ventas minoristas se infiere que el consumo se deprimió durante todo el segundo trimestre, lo que sin duda supondrá un serio castigo para la recuperación económica en ese período.

Durante el trimestre, y en términos anualizados, que es como se calcula el PIB, las ventas minoristas se deprimieron un 0.8%, la peor cifra desde el derrumbe que sufrió el consumo privado en el primer trimestre de 2009, cuando con la economía de EU en caída libre y las ventas minoristas se desplomaron un 8.3%.  

Ahora bien, el llamado grupo de control, que de las ventas minoristas excluye las compras de autos, de materiales de construcción y de gasolineras, y que es el que se incorpora al cálculo del PIB, creció en el trimestre un 1.1% tras expandirse a una tasa de 5.0% en el primer trimestre. El comportamiento de este grupo fue el más decepcionante desde el segundo trimestre de 2009.

Cuadro de Stone & McCarthy Research Associates

Con estos datos en la mano, varias firmas y analistas revisaron a la baja su pronóstico del PIB para el segundo trimestre. El gasto de consumo privado representa 2/3 del PIB de EU, y de esa parte, las ventas minoristas son algo así como un 50%. El mejor indicador para medir el consumo privado es el gasto de consumo personal que se publica al final de mes, y que incluye también el gasto en servicios (gasto en salud, rentas, servicios financieros, la peluquería, etc), y mejores mediciones para las ventas de autos. Además, las ventas minoristas están medidas en términos nominales, y el gasto de consumo personal y el PIB en términos reales.  

Pero dicho esto, y tras el reporte de ventas minoristas, se tiene una muy buena idea de cómo viene el gasto de consumo en el segundo trimestre y cómo, resultado del menor ritmo de creación de empleo, el estadounidense de a pie anda más desanimado y menos dispuesto a gastar. Como resultado de esto, Morgan Stanley, Goldman Sachs y Credit Suisse revisaron a la baja su pronóstico del PIB para el segundo trimestre.  Goldman Sachs lo bajó de 1.3% a 1.1% y Credit Suisse de un 2% a 1.6%.

Nuestra percepción es que el gasto de consumo crecerá un 1.3% en el segundo trimestre y que el PIB aumentará un 1.2%, tras registrar un incremento de 1.9% en el primer trimestre. Sería la tasa de crecimiento más baja desde el primer trimestre de 2011 (0.4%) y supone una marcada desaceleración respecto a la tasa de 3% del cuarto trimestre del año pasado.


Fuente: BEA. * Estimación Dinero Llama Dinero

De nuevo, la recuperación económica corre peligro, en parte por la crisis y la recesión que asola a Europa y que empieza a afectar al crecimiento global, no sólo a EU sino también a países emergentes como China, la India o Brasil.



En las minutas de la última reunión de la Fed, Bernanke y sus colegas condicionaron el anuncio de nuevos estímulos (un QE3) a “que la recuperación económica pierda impulso, o si los riesgos a la baja en los pronósticos de crecimiento fueran lo suficientemente pronunciados, o si pareciera probable que la inflación se va a situar de manera persistente por debajo del objetivo de largo plazo del Comité”.   De momento, la recuperación pierde impulso y los riesgos a la baja se materializan, y la Fed toma nota. 

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