Con la crisis europea en todo su apogeo, el ministro de
economía de España, Luis de Guindos, viaja mañana a Berlín a entrevistarse con
el ministro de hacienda alemán Wolfgang Schäuble. A qué va, no lo sabemos, pero
nos imaginamos que irá a tratar de convencer a los teutones de que les echen un
capote con el fin de ganar tiempo y dar el suficiente margen para aplicar los
programas de salvamento que se han venido diseñando.
Uno cree que la eurozona, tal y como la conocemos ahora, se
desintegrará tarde o temprano, y más bien temprano que tarde. Pero no tan
pronto como para que suceda este mismo verano. Y como la situación ya está en
niveles insostenibles, tenemos la confianza en que Europa reaccionará y dará
otro tanque de respiración asistida a la región en algún momento de esta
semana.
Desde luego que el desinterés mostrado hasta ahora por el
Banco Central Europeo (BCE) por ayudar a aliviar la crisis es inquietante. Y
cada vez tenemos más dudas de si realmente pretende actuar o no. En ese sentido,
los comentarios de hoy del ministro de economía alemán, Philipp Rösler, sosteniendo que
el BCE no debe comprar deuda de los países en apuros porque no tiene por qué “resolver
esos asuntos”, al tiempo que defendía “su independencia”, no hace si no
suscitar más recelos.
El caso es que, ¿a qué va Luis de Guindos a tierras teutonas mañana? Esperemos que
sea para convencer a Schäuble de que se precisa que a través del BCE o del fondo de
rescate temporal se intervenga en el mercado de deuda español para rebajar la
presión sobre la prima de riesgo. Para ello le mostrará los detalles del plan
de austeridad que el congreso español aprobó la semana pasada por 65,000
millones de euros (mde). De hecho, mañana el gobierno español firmará el
Memorándum de Entendimiento (MoU por sus siglas en inglés) que teóricamente
libera 30,000 mde a España de forma inmediata en caso de precisar esos recursos.
Pese a que Alemania diga que el BCE es independiente y debe
preservar su independencia, la realidad es que su ortodoxia viene dictada por
los criterios germanos, y convencer al gobierno alemán es crucial para que ese
mensaje llegue a su presidente Mario Draghi.
Se habla también de que Guindos podría acudir a Alemania a pedir
un rescate para la deuda soberana de España. Pero lo dudamos: como ya hemos
dicho varias veces, Europa difícilmente se comprometerá a otorgar los recursos
que precisa España para poder honrar su deuda, por ser demasiados elevados (se
estima un rescate de 500,000 mde, el equivalente al fondo de rescate
permanente). Además de que después podría llegar el turno de Italia, que
necesitaría aún más dinero (en torno a
700,000 mde).
No tiene sentido que vaya a pedir un rescate de deuda
soberana porque no hay tanto dinero, porque no ha funcionado en los países
donde se ha aplicado (Grecia, Irlanda y Portugal) y porque los ciudadanos
españoles difícilmente aceptará un nuevo programa de austeridad tras el colosal
paquete aprobado la semana pasada y que detonó fuertes protestas callejeras. Por
tanto, más vale que Guindos vaya a convencer a Schäuble de que el BCE intervenga,
y que lo logre.
Por otro lado, no hay indicios de que los líderes europeos
se vayan a reunir de urgencia para coordinar algún tipo de política que relaje
la presión sobre los mercados de deuda de la periferia. Al menos, el primer
ministro italiano ha declarado que no cree necesario celebrar una nueva cumbre
con ese propósito. ¿Será que se ha convencido de que las cumbres no sirven para
nada o que sabe que ya existe un plan ayudar a la eurozona?. ¿Le habrá dicho Draghi algo?
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