En la última reunión se decidió mantener la tasa de interés a 1% y la semana pasada se llevó a cabo la segunda subasta de liquidez al mercado por una cantidad de 530,000 millones de euros.
Para esta reunión, una vez conocidos los resultados de la subasta del BCE, los analistas esperan que el BCE no mueva tasas, con el fin de evaluar primero el impacto sobre los mercados de la masiva inyección monetaria a través de la Operación de Refinanciamiento de Largo Plazo (LTRO por sus siglas en inglés).
Para esta reunión, una vez conocidos los resultados de la subasta del BCE, los analistas esperan que el BCE no mueva tasas, con el fin de evaluar primero el impacto sobre los mercados de la masiva inyección monetaria a través de la Operación de Refinanciamiento de Largo Plazo (LTRO por sus siglas en inglés).
El FMI ha recomendado una baja en la tasa de interés referencial para impulsar el crecimiento económico en la zona, pues en su discurso del 23 de Enero mencionan que es necesario implementar una “distensión adicional y oportuna de la política monetaria” para evitar un descenso fuerte de la inflación, pues esto significaría un incremento en la carga de la deuda y a su vez deprimiría el crecimiento, para lograr esto propone elevar los niveles de capitalización de los bancos (que en parte ya se ha hecho con la inyección de liquidez).
Sin embargo, esa visión, que posiblemente sea compartida por varios socios europeos, se encuentra en fuerte oposición con el Bundesbank, que luego de aceptar las operaciones extraordinarias de liquidez de 3 años, se resiste a ampliar la laxitud de la política monetaria hasta no ver los efectos que provoca.
Además, el BCE podría guardar algo de munición para el caso de que algo salga mal en el canje de deuda de bonos de Grecia. Cuando se reúna el BCE, todavía no se tendrán los resultados del canje: lo más probable es que se logre sacar adelante el canje. Pero el BCE debe actuar con precaución ante el riesgo de que se produzca algún accidente. En caso de que algo salga mal y se tensionen los mercados de dinero, no nos extrañaría que el BCE redujera las tasas en una reunión extraordinaria, para lo cual es preciso guardar algo de margen de maniobra.
La última vez que hubo una subida en las tasas de interés europeas fue en julio de 2011 quedando esta en 1.50% por temor a presiones inflacionarias. Sin embargo, para muchos analistas se consideró un error ya que contrajo el crecimiento y a los mercados, por lo que en noviembre del mismo año redujeron a 1.25% y en diciembre a 1.00% sin mucho éxito en su intento de reactivar la economía. En parte también, por la diferencia que existe entre la tasa del BCE y la de la Reserva Federal, que actualmente es de 75pbs.
A su vez, hasta ahora, pese a los temores alemanes, no habría razones para pensar en inflación, puesto que la mayor parte de la liquidez que se ha inyectado por parte del BCE no ha ido al sector real ni a un incremento de créditos como se esperaba, sino que se ha dirigido principalmente a los depósitos que las entidades financieras realizan en el BCE como respaldo, prueba de ello está la reciente cifra del BCE que ha registrado una cantidad récord de 820,819 millones de euros en depósitos.
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