viernes, 13 de abril de 2012

¿De veras recuperó Europa la confianza? Chequen la corrida bancaria en la periferia europea

Segundo rescate a Grecia, dos operaciones masivas de inyección de liquidez de largo plazo, y agresivas políticas de austeridad en España e Italia bajo la batuta de sus nuevos primeros ministros, Mariano Rajoy y Mario Monti.



La operación funcionó desde finales del año pasado, cuando las tensiones en los mercados de deuda de la periferia europea se empezaron a relajar. Y la relativa calma europea detonó un rally en los mercados globales (con alguna notable excepción como la del Ibex-35 de Madrid). Sin embargo, en las últimas semanas, la desconfianza de los inversionistas ha vuelto a florecer y las primas de riesgo, tanto de España como de Italia, han retornado a niveles preocupantes, superando en el caso de España los 400 pbs (Italia también franqueó ese nivel a principios de la semana).

Pero más allá de lo que suceda con las primas de riesgo, hay otro claro indicio de desconfianza sobre la periferia europea y que refleja muy bien las suspicacias de los ahorradores, de los ciudadanos de a pie: las salidas de capital de las entidades financieras de los países en apuros hacia destinos más seguros.

Cada vez son más las familias que prefieren sacar sus ahorros de sus bancos españoles, italianos y griegos para llevárselos a instituciones financieras de países más estables, como Alemania, Holanda o Luxemburgo. La razón es que temen que un día las cosas se pongan tan mal que se produzca una verdadera corrida bancaria (y en esos casos, para detenerla, suelen imponer "corralitos" y cosas por el estilo) y que la eurozona se resquebraje y sus ahorros en euros muden en pesetas, liras o dracmas devaluados.

Y por eso de que más vale prevenir que curar, algunos ya tomaron la delantera y depositaron sus ahorros en lugares seguros. La gráfica es de Bloomberg, que estimó las salidas de capital en la periferia europea a partir de los balances de los bancos centrales: cuando el cliente de un banco español mueve sus depósitos a un banco extranjero, el banco central del país que recibió los ahorros debe compensar ese movimiento transfiriendo un préstamos al Banco de España para mantener las cuentas equilibradas.

Calculándose de ese modo, se concluye que sólo en marzo, el español de a pie sacó 65,000 millones de euros (mde) de España para depositarlo en bancos de países más estables, como Alemania, que nunca abandonarían el euro. Lo peor es que esa tendencia, conforme pasa el tiempo, es creciente. Algo está fallando para que las autoridades europeas, pese a sus esfuerzos, no sólo no logren calmar la ansiedad de los inversionistas, sino tampoco del ahorrador común que tiene miedo a perder lo ganado con el sudor de su trabajo.

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