Tras el cierre de los mercados, la noticia se soltó, como una bomba. La calificadora más importante, Standard & Poor’s dio un recortón severo e inesperado a la calificación crediticia de España, al pasarla de A, hasta BBB+, y con perspectiva negativa, lo cual quiere decir que es probable que haya nuevos recortes en la calificación soberana en el futuro cercano.
Las implicaciones pueden ser muy complicadas:
1.-Primero, la noticia fue relativamente inesperada, y la magnitud del recorte lo fue aún más. Por supuesto que la calidad crediticia española se ha deteriorado brutalmente en los últimos meses y no es de extrañar la movida de S&P, pero pocos esperaban el movimiento.
2.-Si bien no está claro cuál será la reacción de los mercados mañana (deberían de caer, pero los mercados a veces reaccionan de manera muy rara), las implicaciones de mediano plazo serán harto complicadas. Para empezar, la degradación de S&P a España hará que el costo de fondeo de ese país se encarezca, y peor aún, hará que el costo de fondeo de las empresas españolas, que se endeudaron mucho más que ninguna otra empresa en el mundo en los últimos veinte años, se encarezcan aún más.
3.- Hay dos sectores en especial que sufrirán las consecuencias. Los bancos por supuesto, que tendrán que hacer frente a sus enormes vencimientos de deuda a tasas cada vez más altas, pero las más expuestas serán las infinitamente locas e irresponsables empresas constructoras españolas, quienes como pocas, vivieron y crecieron de dinero prestado durante los últimos veinte años.
4.-La deuda de las empresas constructoras, quienes tienen problemas operativos, de demanda, de dificultades para vender activos, y ahora de refinanciamiento, es más del doble de su valor de mercado. Muchas de las grandes empresas constructoras españolas son inviables financieramente, muchas quebrarán en el corto plazo, y debido al intrincado esquema de propiedades cruzadas que existe en el mundo empresarial español, la quiebra de las constructoras tiene el potencial de arrastrar a otras compañías con ella.
España y los mercados están entrando en un peligroso círculo vicioso: el deterioro de las perspectivas fiscales y crediticias hacen que los inversionistas se alejen de sus bonos, y al hacerlo deterioran más la perspectiva crediticia de España. Cada vez que las calificadoras rebajan la nota española, más inversionistas se alejan y deterioran así el balance fiscal, encareciendo el refinanciamiento.
¿Podrá España evitar en el muy corto plazo que la bola de nieve comience a bajar la ladera y a arrastrar todo a su paso? La respuesta positiva es cada vez más difícil de argumentar.
Las implicaciones pueden ser muy complicadas:
1.-Primero, la noticia fue relativamente inesperada, y la magnitud del recorte lo fue aún más. Por supuesto que la calidad crediticia española se ha deteriorado brutalmente en los últimos meses y no es de extrañar la movida de S&P, pero pocos esperaban el movimiento.
2.-Si bien no está claro cuál será la reacción de los mercados mañana (deberían de caer, pero los mercados a veces reaccionan de manera muy rara), las implicaciones de mediano plazo serán harto complicadas. Para empezar, la degradación de S&P a España hará que el costo de fondeo de ese país se encarezca, y peor aún, hará que el costo de fondeo de las empresas españolas, que se endeudaron mucho más que ninguna otra empresa en el mundo en los últimos veinte años, se encarezcan aún más.
3.- Hay dos sectores en especial que sufrirán las consecuencias. Los bancos por supuesto, que tendrán que hacer frente a sus enormes vencimientos de deuda a tasas cada vez más altas, pero las más expuestas serán las infinitamente locas e irresponsables empresas constructoras españolas, quienes como pocas, vivieron y crecieron de dinero prestado durante los últimos veinte años.
4.-La deuda de las empresas constructoras, quienes tienen problemas operativos, de demanda, de dificultades para vender activos, y ahora de refinanciamiento, es más del doble de su valor de mercado. Muchas de las grandes empresas constructoras españolas son inviables financieramente, muchas quebrarán en el corto plazo, y debido al intrincado esquema de propiedades cruzadas que existe en el mundo empresarial español, la quiebra de las constructoras tiene el potencial de arrastrar a otras compañías con ella.
España y los mercados están entrando en un peligroso círculo vicioso: el deterioro de las perspectivas fiscales y crediticias hacen que los inversionistas se alejen de sus bonos, y al hacerlo deterioran más la perspectiva crediticia de España. Cada vez que las calificadoras rebajan la nota española, más inversionistas se alejan y deterioran así el balance fiscal, encareciendo el refinanciamiento.
¿Podrá España evitar en el muy corto plazo que la bola de nieve comience a bajar la ladera y a arrastrar todo a su paso? La respuesta positiva es cada vez más difícil de argumentar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario