martes, 12 de junio de 2012

Ahora mismo, sólo el BCE puede salvar al euro. ¿Cuándo se decidirá Draghi?


A dos días del sonado rescate a la banca española, la tasa del bono de 10 años en España llegó a tocar los 6.8%, un nuevo máximo desde que se lanzó el euro. Es decir, el objetivo que se buscaba con el rescate, calmar a los mercados, reconducir las tasas de los bonos soberanos de España a niveles tolerables, deprimir su prima de riesgo y evitar el contagio a Italia, el quinto periférico que falta por rescatar, no se ha logrado. Hoy la tasa del bono de 10 años de Italia se alzaba a 6.15% y Chipre está a un suspiro de pedir ayuda a Europa.




Viendo así las cosas, lo que parece es que después de rescatar a la banca española, lo que hay que hacer ahora es salvar al resto de España, a su deuda soberana, al estilo de Grecia, Irlanda o Portugal. El rescate a la banca, si bien no implicará unas mayores exigencias de austeridad fiscal, sí supone un mayor riesgo en la hoja de balance de España: si un banco no puede devolver los intereses del rescate o su principal, tendrá que hacerlo el Reino de España.

El caso es que el premio exigido por los inversionistas para detentar deuda de largo plazo emitida por España cada vez es más elevado, tanto que puede implicar un costo por el servicio de la deuda insostenible para el Tesoro español.

En la jornada no ayudó la decisión de la agencia internacional Fitch de degradar a otro puñado de bancos españoles, en concreto dieciocho, entre ellos a Bankia, que fue rescatada en mayo por el gobierno español. Ayer rebajó la calificación de los dos bancos más grandes del país (Santander y BBVA) y la semana pasada con la deuda soberana de España, que la dejó sólo un escalón por encima de estatus de “basura”.

Claro, que España es demasiado grande para caer o, mejor dicho, para ser rescatada. Por lo que la única solución, rescatada la banca que estaba al borde la quiebra, siguen siendo los eurobonos. Pero Alemania no está dispuesta a ceder en ese punto.  

Así las cosas, el Banco Central Europeo (BCE) pronto tendrá que hacer algo. Su presidente, Mario Draghi, se ha mantenido de brazos cruzados pensando que de esta forma forzaría a las autoridades políticas a acometer las medidas estructurales necesarias para fortalecer la unión política, fiscal y bancaria de la región. Pero el tiempo se agota y el margen cada vez es menor. Al final tendrá que ser el BCE el que acuda al rescate del euro reactivando su programa de compra de deuda en el mercado secundario, que baje las tasas de los países periféricos, en concreto de España e Italia, a base de talonario. 

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