sábado, 16 de junio de 2012

¿Cómo se prepara el sector bancario en caso de emergencia en Grecia?



En Grecia, parecería que la salida de su economía de la zona euro ya es cuestión únicamente del tiempo, la salida de capitales y de depósitos de las entidades financieras griegas anuncian un claro comportamiento de los agentes económicos en pro de la prevención contra el peor escenario.

Sin embargo, más allá de las medidas que pudieran tomar los Gobiernos y los Bancos Centrales, el sector privado también está aprovisionando un plan de contingencia y reacción ante una salida que podría gestarse este fin de semana por las elecciones o que podría esperar un poco más sin quitarse la etiqueta de inminente.
Dicho  plan de contingencia, tomando como ejemplo al banco Crédit Agricole con filial en Grecia, tiene dos vertientes: Consolidar su filial en el mercado local o abandonar el barco y dejar que se hunda su posición en el país heleno.



Si bien, el presidente ejecutivo de Crédit Agricole ha expresado que no ven la salida de Grecia de la zona euro como el escenario más probable, si han llevado a cabo medidas para protegerse de un desastre como lo sería una suspensión de pagos, activación de CDSs y encima una posibilidad de que no haya gobierno para cuando todo se junte.

En el año 2006, el banco francés Crédit Agricole con el argumento de ser una oportunidad única de expansión, adquirió al banco Griego Emporiki el cual actualmente tiene anotada en su hoja de activos 23,000 millones de euros en préstamos en el país heleno lo cual significa una buena parte de los activos totales del banco que de no hacerse efectivos o caer en suspensión de pagos, se convertiría en un ancla que llevaría al banco al hundimiento.

Las consecuencias sobre la salida de este país de la zona euro serían catastróficas tanto para el sector privado como público, pues sería una reproducción ampliada de la quiebra del banco de inversión Lehman Brothers donde la contracción del crédito y la paralización de la economía mundial se hicieron efectivos, en este caso, los miles de inversionistas y bancos internacionales con activos en Grecia se verían seriamente afectados, pues dichos activos significarían en gran parte, una suspensión de pagos debido a que una resucitación del Dragma traería una depreciación de la moneda y por tanto en muchos casos la imposibilidad de pagar de los deudores y además para los bancos locales o con participación dentro del mercado Griego traería a su vez pérdidas cambiarias.

La gravedad de esta salida para el mercado financiero en Grecia es que gran parte de sus pasivos están en Euro pero no provienen de su mercado interno, sino de países extranjeros, en su mayoría de la zona euro.



En caso de que no se llegara a un acuerdo en la formación de gobierno o que la coalición que ganara, fuese cual fuese, decidiera echar a andar el proceso de salida de la Unión Monetaria, traería un cambio drástico en las hojas de balance de los bancos en Grecia, pues los depósitos del mercado interno seguirían tablas en valor pero aquellos que provinieran del exterior se incrementarían proporcionalmente a la depreciación de la moneda.

Por tanto, si se sigue el consenso de que en cuanto Grecia saliera del Euro, su moneda se depreciaría un 50%, la relación depósitos-créditos de las instituciones financieras quedaría de la siguiente forma:





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