lunes, 16 de julio de 2012

¿Quién no sabía que los bancos mentían con la Libor?


Ahora que está todo el lío de la Libor, Ray Stone, fundador y economista en jefe de Stone & McCarthy (y ex-jefe de quien esto firma), ha escrito posiblemente la nota más honesta sobre el asunto. Lo que él viene a decir es que no nos rasguemos ahora las vestiduras, que ya en el 2008, en medio de la brutal crisis de liquidez que asolaba a los mercados de dinero, todo el mundo sabía que los grandes bancos estaban mintiendo sobre la Libor, que era un secreto a voces. 



La razón es que, de decir la verdad, si hubieran reconocido el verdadero costo de los depósitos, habrían aceptado que realmente en el mercado de dinero las cosas estaban mucho peor de lo que admitían y que sus problemas de liquidez eran aún más graves de lo que decían. Por tanto, habrían sido castigados por especuladores, inversionistas, acreedores, y depositantes.

Por ese motivo, ninguno quería reconocer que atravesaba serios problemas de liquidez, porque les habrían castigado con una tasa muy alta por los préstamos interbancarios, se habrían disparado los costos por los seguros de riesgo de impago, les habrían golpeado a sus acciones, se habrían desatado rumores sobre sus problemas de liquidez, y les habría complicado aún más su financiamiento en el día a día. Y por eso, y casi sin error a equivocarse, se puede decir que no sólo Barclays, sino los 16 bancos que envían su cotización Libor a la Asociación de Banqueros Británicos (BBA por sus siglas en ingles), mintieron.

 

Una manera de evidenciar que los que cotizaban la Libor mentían es contrastarla con la tasa del eurodólar. Al contrario que en la Libor, donde lo que hacen es que los bancos contestan una encuesta sobre la tasa a la que estarían dispuestos a tomar prestado en función del plazo, la tasa del eurodólar se establece con la tasa que realmente pagaron los bancos para adquirir préstamos denominados en dólares.

Antes de que empezaran las tensiones en los mercados de dinero en agosto de 2007, cuando varios “hedge funds” de Bear Stearns ligados al mercado de hipotecas “subprime” quebraron, la tasa Libor y la del eurodólar era prácticamente la misma. Sin embargo, tan pronto como empezaron las tensiones, la tasa del eurodólar sistemáticamente registraba tasas mucho más altas que la de la Libor: la primera era la tasa real del mercado, tomado de las pantallas de los brokers, la segunda era sólo una encuesta.


Para hacer honor a la verdad, Barclays, sobre la que recaen ahora todas las acusaciones, no se vio tan mal, pues si bien reportaba una tasa Libor muy por debajo de la del eurodólar, sí estaba menos sesgada que la que realmente reportaba la BBA como la media de los 8 respuestas centrales (se excluían las cuatro respuestas más altas y las cuatro más bajas). 

De modo que, por supuesto, se debe investigar a los bancos por no informar correctamente a los mercados en lo que se ha llamado “el mayor escándalo de los escándalos”. Y multarlos y meter en al cárcel a los responsables. Pero sobre todo, se debe cambiar el modo de determinar la tasa de la Libor: no puede ser una encuesta en la que se pueden distorsionar las tasas y encima se desconocen los volúmenes de eurodólares que se compran y se venden, y que no reflejan correctamente la esencia de la dinámica de la oferta y la demanda.

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